Hace algunos meses acompañé a un
amigo a una oficina del Servicio Andaluz de Empleo para que se inscribiese en
el registro de demandantes de trabajo. Llegamos con unos 45 minutos de
antelación con respecto a la hora prevista en la cita, por simple precaución. Supongo
que a algunos de los que leáis estas líneas, os habrá venido a la mente la idea
de que tuvieron que ser los minutos más aburridos de mi vida y, aunque no os
quedáis lejos, si puedo decir que me lo tome como si de una obra teatral se
tratase. Sí, una representación satírica con una carga importante de tópicos
sobre la ineficiencia, inutilidad y cara dura de los funcionarios públicos. Características
que pudimos comprobar en el hecho de que, en el tiempo que estuvimos delante de
los 9 personajes principales, no atendieron a nadie, se quedaron delante de sus
respectivos ordenadores - ¿jugando al buscaminas? No lo descartaría- hablando
con la hija por el teléfono móvil, charlando alegremente con el compañero de la
mesa de al lado de lo buenísimo que fue el programa de “El Hormiguero” de la
noche anterior, o saliendo de escena, en intervalos de entre 5 y 10 minutos,
sin motivo aparente - ¿Tendría diarrea? No lo descartaría tampoco-.
Por esta situación, y otras
muchas que cualquiera puede presenciar si se acerca a un organismo público, me
saltan innumerables dudas con respecto a los tan cuestionados recortes, siendo
incrementadas, más si cabe, tras escuchar a la presidenta de la Junta de
Andalucía, Susana Díaz, decir al Ministro de Hacienda que se negaba a hacer más
ajustes en sanidad y en educación. ¿Por qué siempre en sanidad y en educación?
¿Son estos servicios los únicos ineficientes y sobre costeados? O por el
contrario ¿Todos los demás servicios están tan recortados que la única
alternativa es hacerlos en la sanidad y en la educación?
Como soy un tipo curioso y con
una cierta cantidad de tiempo libre, me surge la necesidad de contestar a las
preguntas antes mencionadas. Para ello, me he dirigido al único sitio donde
puedo obtener los datos necesarios para realizar tamaña proeza, los
presupuestos de la Junta de Andalucía. Como nuestros inseparables amigos los
recortes comenzaron a ser un problema para la opinión pública con la llegada
del PP al gobierno de España, he revisado los presupuestos para los años 2012,
2013, 2014 y 2015 de la Junta de Andalucía. Comparación que me servirá para
comprobar en qué grado se ha recortado en los programas y servicios expuestos
en los presupuestos autonómicos.
Los presupuestos están divididos
en las distintas instituciones que forman la Junta de Andalucía: las
consejerías, el instituto de la mujer o de la juventud, el servicio de empleo o
de salud, etc. En cada uno de estas subdivisiones o apartados se catalogan
todos los programas o políticas públicas que dependen de cada consejería o
institución.
Sólo hace falta darle un simple
repaso para comprobar que los presupuestos están realizados por políticos
españoles – o funcionarios mandados por políticos españoles que viene a ser lo
mismo-. Demuestran una gran habilidad para repartir el dinero pero muestran una
inoperancia manifiesta a la hora de explicar cada política pública sin caer en
las vaguedades y frases hechas de las que hacen gala cada vez que abren la
boca. Por ejemplo “a través del Programa 31B "Plan sobre
Drogodependencias" se desarrollan aquellas actuaciones encaminadas a la
reducción del consumo de drogas y otras adicciones y de los riesgos que para la
salud se derivan de dicho consumo, estableciendo como objetivos estratégicos el
adaptar la red de atención a las drogodependencias a las demandas emergentes…”
¿Qué actuaciones? ¿Cuáles son esas redes de atención? ¿Cuáles son esas demandas
emergentes? ¿Cómo se van a desembolsar la cantidad presupuestada? ¿Quién lo va
a recibir?... Teniendo en cuenta que este programa recibió 32.430.242 euros en
el años 2015, espero y confío en que sepan a donde han mandado tal cantidad de
dinero y que el programa haya funcionado porque, como ya hemos comprobado en
multitud de ocasiones, todas las iniciativas políticas en nuestro país cumplen
con lo presupuestado, llegan a su destino en el tiempo establecido y los
destinatarios de dicho programa disfrutan de todas las condiciones prometidas
desde el primer momento… o no.
Después de hacer esta pequeña explicación de
cómo son los presupuestos que, aunque entrañan una cierta problemática, no deja
de ser algo anecdótico si todos lo demás se hiciera como es debido, vamos a
comenzar con lo realmente importante.
Sí, se ha recortado en sanidad y
educación… y mucho. El gobierno de la Junta de Andalucía, de motu proprio –
porque son sus competencias y nadie les puede “obligar” a recortar si ellos no
quieren, como demostró Susana Díaz en sus declaraciones de hace unos días- pasó
de invertir 8.601.566.000 euros en el Servicio Andaluz de Salud a 7.692.639.334
euros en el 2013, manteniéndose la inversión en ese nivel los dos años
siguientes. Otro ejemplo del recorte en sanidad, lo podemos apreciar en lo
destinado al programa de Atención Sanitaria: de 621.655.260 euros en 2012 a
532.926.745 euros en 2013 para finalizar en el 2015 con 462.322.208 euros
destinados a este servicio.
Los recortes en educación no han
sido tan cuantiosos como los mencionados anteriormente, se recortó cerca de 200
millones de euros en los años 2013 y 2014 con respecto al presupuesto total
disponible para la Consejería de Educación en 2012, pero si son remarcables si
nos fijamos en los presupuestado para los programas concretos. Se destinó a la
educación infantil y primaria 1.952.903.965 euros en el año 2012 para pasar a
1.848.263.632 euros en 2013, cerca de 100 millones de recorte; La educación
secundaria recibió una inversión de 2.634.387.434 euros en el año 2012 para
pasar a recibir 2.355.742.797 euros en el año 2015, una reducción de 300
millones para la educación durante los años de gobierno de Susana Díaz; Las
universidades, por su parte, sufrieron una reducción de presupuesto de unos 200
millones de euros del año 2012 al 2013, manteniéndose en ese nivel los años
siguientes.
No, ni la sanidad ni la educación
están sobre costeados. El problema de estos servicios públicos en España, y en
concreto en Andalucía, no radica en cuanto gasto se haga sino como se
administra dicha inversión. No se ha aprovechado la oportunidad para hacer del
Servicio Andaluz de Salud más pequeño, eliminando altos cargos y demás puestos
políticos superfluos, pero más eficiente, sino que se ha recortado en todo
aquello que reciben los ciudadanos directamente, dejando el servicio en un
estado más precario e hipertrofiado que en el que se encontraba antes de la
llegada de los recortes. La educación sigue el mismo razonamiento que la
sanidad, no se ha aprovechado la oportunidad para modernizar y optimizar la
educación de los alumnos andaluces, sino que se ha recortado para mantener todo
aquel gasto superfluo y prescindible.
Lo peor del asunto no es que se
haya recortado en servicios básicos, que ya de por sí es realmente malo, si no
que no ha servido para absolutamente nada. La intención principal de realizar
dicha actuación es conseguir una reducción de la deuda y ajustar el déficit a
las exigencias europeas, cosa que no sólo no se ha producido sino que el
objetivo de déficit no se ha cumplido y la deuda ha crecido más que nunca. La
deuda pública de la Junta de Andalucía creció desde el año 1994 hasta 2008 unos
4.000 millones de euros, desde el año 2012 hasta el 2015 creció en unos 10.000 millones
de euros. El objetivo de déficit para el año 2015 se situaba en el -0.7% del
PIB y hemos finalizado el año con el -1.13%.
¿Por qué nos encontramos con esta
paupérrima situación cuando se ha recortado tanto en sanidad y educación? Por
varios motivos, el principal lo encontramos en el hecho de que la Unión Europea
deja que España se endeude sin demasiadas exigencias, al situar el tipo de
interés de la deuda cercano al 0% - los españoles de a pie pagamos un interés
por créditos al consumo de un 9% y por los créditos hipotecarios de entre el 2%
y el 3%- y el Estado, a su vez, permite a las Comunidades Autónomas acudir al
Fondo de Liquidez Autonómica con unas exigencias tales, que basta con que se haga
unas declaraciones públicas para saltárselos a la torera – sólo hay que
imaginarse una barra libre en la que en vez de dar “cubatas” se reparte deuda
para entender lo sucedido-. Situación, claro está, que ha aprovechado el
gobierno autonómico del PSOE para invertir en todo aquello que le dé un redito
electoral o mantenga el estatus de muchos amigos políticos, utilizando los
recortes en sanidad y educación como un arma arrojadiza para minar la imagen
pública del rival y situando al gobierno central como único responsable de
tales actuaciones.
No, los demás servicios y
programas no están tan recortados que no se puede hacer más con ellos, al
contrario, muchos de ellos han mantenido la inversión o han recibido un aumento
presupuestario.
Con la llegada del 2013 la Junta
de Andalucía comenzó una vaga racionalización de las consejerías que formaban
la institución, pasando de 13 Consejerías en el 2012 a 11 en el año 2014. Una
medida que, estando pensada para suponer un ahorro en la administración, no ha
conseguido dicho fin al mantener el grueso del gasto del personal y de los
principales programas en la mencionada fusión de consejerías. Por ejemplo, la
Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, pensada exclusivamente para
mantener y desarrollar el programa de Dependencia -1.200 millones de inversión
en 2012-, traspaso la totalidad de su gasto a la Consejería de Salud en el año
2013, pasando de tener una inversión que rondaba los 800 millones a los casi
2.400 millones que tuvo ese año y que se han mantenido hasta la actualidad. A
esto, hay que añadir el hecho de que al fusionar consejerías se ha respetado la
estructura organizativa de cada una, haciendo que, por ejemplo, La Consejería
de Educación pasase de 7 órganos directivos – cargos políticos no profesionales
– a 15 con la unión a esta de las consejerías de cultura y deporte. Otro
ejemplo de esto lo encontramos en la Consejería de Economía, Innovación y
Ciencia que, al sumársele la de Empleo, pasó de 13 órganos directivos a 15 y de
7 entidades instrumentales a 11 – entre las que podemos encontrar la Agencia
Andaluza del Conocimiento, el Instituto de Prevención de Riesgos Laborales o,
claro está, el Servicio Andaluz de Empleo-.
Ha sido interesante ver cuáles
han sido los programas prioritarios para la Junta de Andalucía durante estos
cuatros años de recortes. Empezando por la Consejería de Presidencia, el
programa de Comunicación Social, dar a conocer a la sociedad la labor de la
Junta, recibió 130.607.446 euros en el año 2012, para pasar a 151.401.073 euros
en el año 2013 y quedarse en torno a los 146.500.000 durante los dos años
siguientes. Dentro de esta consejería, el gasto en personal se multiplico por
2, pasando de costar a las arcas públicas 25.143.935 euros en el año 2012 a
superar los 50 millones durante los tres años siguientes. Teniendo en cuenta
que las principales funciones de esta Consejería es coordinar la comunicación
de la Junta y ofrecer asesoramiento jurídico al titular de la presidencia
andaluza, costándonos en torno a los 913 millones de euros los 4 años
analizados, hubiera sido una buena idea empezar a recortar por aquí, cosa que
no se hizo.
Mientras que el Gobierno del PSOE
recortaba entorno a los 20 millones en la Administración de Justicia, aumentaba
en 10 millones la inversión en la Cooperación Económica y Coordinación con las
Instituciones Locales. Aunque, para el pasado año, invirtieron 471.677.679
euros en infraestructuras y servicios de transporte, 60 millones más que en
2012, los tranvías de algunas ciudades andaluzas siguen sin llegar tras años
de retrasos. En el año 2015, cuando Andalucía se situaba a la cabeza de las
ejecuciones hipotecarias con casi 5000 en sólo tres meses, el Consejero de
Fomento y Vivienda hacía amagues de cancelar las ayudas para la recolocación de
las personas desahuciadas estando presupuestados 192 millones para el programa
de “vivienda y rehabilitación”, 90 millones más que en 2012.
Los gobernantes de la Junta de
Andalucía, como buenos socialistas, llevan el ecologismo en la sangre, por
ello, invirtieron más de 300 millones en el programa “Actuación en Materia de
Agua”, buscando con ello un uso sostenible, eficiente y responsable de la
misma, así como prevenir posibles inundaciones – en estos último cuatro años se
han producido numerosas incidencias a causa de problemas en materia de agua en
las provincias de Granada, Málaga, Almería o Jaén -. Acompañando a este
programa, se ha presupuestado en torno a 260 millones para el programa de
“Gasto en Medio Natural” cada año de los analizados y en torno a los 20
millones destinados a prevenir el cambio climático, llegando a alcanzar los 42
millones de inversión en 2013 y casi 81 millones de euros en el 2012.
Si hay alguna industria en
Andalucía que no necesita de intervención pública para sostenerse es, sin duda,
el turismo. Gracias a nuestra buena suerte, las playas, las montañas o los
monumentos ya estaban en su lugar cuando llegaron los socialistas, generando el
reclamo perfecto para que miles de turistas hayan ido llegando a lo largo de
los años y posibilitando que cientos de hoteles y negocios, de toda índole, se
hayan ido desarrollando a partir de la creciente demanda. Por este motivo, la
Junta ha invertido, según apuntan los presupuestos, 468 millones de euros durante los 4 años de "recortes" en todos aquellos programas relacionados con el
turismo. 65 millones en el programa “Promoción Comercial”, 296 millones para
“Promoción, Calidad e Innovación Turística” o 105 millones destinados a
fomentar el turismo – los cifras hacen referencia al total de los 4 años
-.
Si por algo se caracteriza los
casi 40 años de gobierno socialista en Andalucía, ha sido por la creación de
una Junta paralela cargada de observatorios, institutos, asociaciones, consejos,
fundaciones… Con la misión principal de hacer las veces de agencia de
colocación de políticos profesionales ya que, claro está, sino se les ubica en
un puesto del que poder succionar el dinero de los impuestos de los andaluces,
¿de que van a vivir? Entre las casi 60 organizaciones que forman la Junta de
Andalucía paralela, podemos encontrar: “Fundación Tres Culturas del
Mediterráneo”, “Comisión Interdepartamental para la Cultura Emprendedora”,
“Andalucía Emprende, Fundación Pública Andaluza”, la “Agencia de Defensa de la
Competencia”, Centro Andaluz de Documentación del Flamenco” o, el imprescindible,
“Consejo Andaluz del Taxi”. Como no podría ser de otra manera, no aparece
detallado cuanto del presupuesto se lleva cada observatorio o fundación, sólo
aparece las que la Junta considera más relevantes. El Instituto de la mujer se
llevó 40.558.417 euros en el 2015, el Instituto de la Juventud cerca de 20
millones, en el Instituto de Estadística y Cartograía se invirtió 11 millones
de euros y en el Instituto de Prevención de Riesgos Laborales 6 millones.
Continuando con el derroche de
dinero público, porque con dos párrafos no es suficiente, hay que hacer mención
especial a los 1.314.646.875 euros que la Junta de Andalucía invirtió en
subvenciones, formación, orientación y fomento de empleo en el año 2012, de los
cuales 1.059.438.465 euros fueron a parar al Servicio Andaluz de Empleo, el
mismo servicio útil del que os hablaba al principio. Inversión que posibilitó
que Andalucía se situase a la cabeza de España en porcentaje de paro, al encontrarse
en el IV trimestre del 2012 con el 35,7% - 34,3% en hombres y 37,5% en
mujeres-. Es curioso que, reduciendo la inversión a más de la mitad, en torno a
los 300 millones para los tres años posteriores, el paro haya ido reduciéndose cada
trimestre hasta situarse en el 29,8% en el IV trimestre de 2015, casi 6 puntos
menos.
Mucha gente en Andalucía piensa
que el PSOE continúa presidiendo la Junta de Andalucía, pese a la paupérrima
situación en la que nos encontramos, gracias a ser el único partido político
que defiende el Fondo de Garantía Agraria tal y como se encuentra en la
actualidad. Los propios dirigentes socialistas deben pensar lo mismo, al no
haberse alterado la inversión en este fondo durante los años de los recortes en
sanidad y educación. Para el año 2012 presupuestaron 1.502.530.261 euros, en los
dos años siguientes congelaron la inversión, para aumentarla hasta los 1.610.325.000 euros
en el año 2015. Los políticos socialistas saben que su garantía para perpetuarse
en el poder hasta el infinito se encuentra en las zonas rurales de la
Comunidad, y, por ello, con la llegada del reciente año electoral, decidió
invertir cerca de 655 millones en apoyo al sector agrícola y ganadero en tan
sólo dos años, llegando a superar los 2.000 millones de euros el apoyo al campo
andaluz.
Aun teniendo toda esta información,
y mucha más, a tan sólo unos cuantos “clics” de distancia, el pueblo se ha convertido
en uno simple vocero de todas aquellas ideas vacías que permiten a los únicos responsables
de la decadente situación española perpetuarse eternamente en sus cómodos
sillones de cuero. Los políticos nos han inyectado la idea de que los recortes,
a través del práctico eslogan, “el austericidio”, son un mal impuesto por el
demonio alemán que ha robado nuestra soberanía nacional. Con el único fin de
que aborrezcamos la única arma capaz de eliminar al enemigo que ha corrompido
el alma de nuestro sistema democrático, convirtiéndolo en el sustento de los
tontos de nuestra sociedad metidos a salvadores de la patria. ¡Despertad!